
-¡Estoy harto de que me digas que hacer! ¡¿Por qué no me puedes dejar en paz?!
Apreté el puño tanto como pude y lo dirigí a su rostro. El estallido fue impresionante, nunca había escuchado un estruendo como ese en mi vida, y solo yo se que no deseo volver a hacerlo en lo que me resta en este mundo. Mi mano sangraba a través de cada nudillo, pero no me importó; era demasiado tarde para cambiar lo que ocurrió momentos antes. Miré al suelo y allí estaba, rendido a mis pies, indefenso y destrozado.
-Que desastre – pensé. Mañana recogeré los restos, ahora no puedo verlo a los ojos. - Y salí de la habitación.
-Se lo merecía- me dije a mi mismo y no pude contener una pequeña mueca similar a una sonrisa.
Detrás de mí yacía la habitación vacía tal como la encontré. Sólo una insignificante diferencia a mi entrada; un espejo incompleto y trozos de cristal por el suelo, victimas de la violencia. Reflejaban el poco brillo de la luna que entraba por la ventana entrecerrada, parecían llorar y sangrar resignados.
Apreté el puño tanto como pude y lo dirigí a su rostro. El estallido fue impresionante, nunca había escuchado un estruendo como ese en mi vida, y solo yo se que no deseo volver a hacerlo en lo que me resta en este mundo. Mi mano sangraba a través de cada nudillo, pero no me importó; era demasiado tarde para cambiar lo que ocurrió momentos antes. Miré al suelo y allí estaba, rendido a mis pies, indefenso y destrozado.
-Que desastre – pensé. Mañana recogeré los restos, ahora no puedo verlo a los ojos. - Y salí de la habitación.
-Se lo merecía- me dije a mi mismo y no pude contener una pequeña mueca similar a una sonrisa.
Detrás de mí yacía la habitación vacía tal como la encontré. Sólo una insignificante diferencia a mi entrada; un espejo incompleto y trozos de cristal por el suelo, victimas de la violencia. Reflejaban el poco brillo de la luna que entraba por la ventana entrecerrada, parecían llorar y sangrar resignados.