domingo, 21 de junio de 2009

Fiel esclavo


Espejo, leal y honesto esclavo
Nos muestras lo que ves, lo que somos.
Nos cuentas con detalle tu perspectiva
Nos hablas, más no contabas con que nosotros sólo escuchamos con los ojos.
Nos dices sin miedo lo que tienes que decir, pero vemos lo que queremos escuchar.
Pobre esclavo.
Nos ofreces honestidad y las volvemos mentiras,
No sabemos apreciar todo lo que eres.
Perdón por ser tan ciego.

Sin embargo, te agradezco tu apoyo y tus frases de aliento.
Recuerdo cuando me decías “Te ves bien ¡más que bien!” o también aquella tarde que susurraste “seca tus ojos, no lo vale”.
Siempre has estado allí, en la vanidad y en la profundidad.
No sólo muestras, también actúas.
Me has visto crecer, cambiar, reír, llorar.
Tú mientras tanto pareces ser inmutable, no envejeces, pero pienso que creces, al menos tu sabiduría lo hace.
¡Ja! Suena estúpido, lo sé, pero se que eres sabio, siempre objetivo y estable, detallista, analítico e imparcial.
Como tú no existe persona en la tierra y sin embargo no tienes poder alguno.

Pobre esclavo, ese es tu injusto destino.
Siento pena por ti.
Perdona pero lo admito:
Soy un poco egoísta y vanidoso, incluso egocéntrico.
Por ello como mi fiel esclavo permanecerás
Y me alegro por ello.

Conversar


Gritar en silencio.
Hablando con labios sellados y ojos bien abiertos.
Te tengo justo enfrente,
Pero aún sí no me entiendes.
No pido mucho y sin embargo no me das nada.
Tanto que quiero decir, pero es tan patético que me digo no vale la pena.
Así que cierro la boca, más no los ojos
Ellos no me dejan mentir,
No saben mentir.
Este es un consejo que deberías escuchar con atención:
“No escuches mis palabras… Escucha mi mirada”