Soy…
El que está en aprendizaje y adquisición de experiencias para cumplir sus sueños en el anhelado porvenir.
El joven idealista y a la vez realista que busca encontrar lo que en verdad quiere y a pesar de ello le teme a lo desconocido.
El optimista que piensa que el mundo más allá de su territorio será paciente y alentador al pasar con su andar vacilante.
Aquel que busca constantemente romper la rutina que lo envuelve, a pesar de no librarse de sus ataduras en cada caso.
El que piensa que la integridad y la moral han perdido su valor original en la sociedad y lucha por no ceder ni vender las suyas.
El que ve al pensamiento y el texto como las expresiones más ricas que puede dar un ser humano.
Aquel que ahora piensa que el día a día brinda mejores momentos y recuerdos a su vida.
Al que le importa todo y desearía que no le importase nada.
El que nunca sabe a dónde, cuándo, cómo o con quién, sólo sabe que quiere ir.
El que está siempre ansioso por vivir más tiempo del que se le ha dado en su existir y del que nunca se le concederá.
Aquel que disfruta del caminar sin rumbo ni propósito por las calles vacías que recorre a diario, pero que le brindaría mayor placer hacerlo con alguien que compartiera su ritmo.
El chavo con variados estados de ánimo que ni él mismo puede clasificar, pero que nunca pierden la esencia de su ser.
A final de cuentas sólo soy un ser humano más no muy diferente a tí, una persona entre todas, incluso una simple presencia que coincide en tiempo y lugar con otras miles en el mundo. Aún así me diferencio del resto, al menos esa es la idea. Probablemente me habrán visto pasar a su lado, tal vez no. Seguramente charlamos por algunos momentos, tal vez ya lo olvidaste; aún así pasó, por lo tanto nos conocimos y sentí la obligación de presentarme:
--Hola, soy Carlos. Mucho gusto.
El que está en aprendizaje y adquisición de experiencias para cumplir sus sueños en el anhelado porvenir.
El joven idealista y a la vez realista que busca encontrar lo que en verdad quiere y a pesar de ello le teme a lo desconocido.
El optimista que piensa que el mundo más allá de su territorio será paciente y alentador al pasar con su andar vacilante.
Aquel que busca constantemente romper la rutina que lo envuelve, a pesar de no librarse de sus ataduras en cada caso.
El que piensa que la integridad y la moral han perdido su valor original en la sociedad y lucha por no ceder ni vender las suyas.
El que ve al pensamiento y el texto como las expresiones más ricas que puede dar un ser humano.
Aquel que ahora piensa que el día a día brinda mejores momentos y recuerdos a su vida.
Al que le importa todo y desearía que no le importase nada.
El que nunca sabe a dónde, cuándo, cómo o con quién, sólo sabe que quiere ir.
El que está siempre ansioso por vivir más tiempo del que se le ha dado en su existir y del que nunca se le concederá.
Aquel que disfruta del caminar sin rumbo ni propósito por las calles vacías que recorre a diario, pero que le brindaría mayor placer hacerlo con alguien que compartiera su ritmo.
El chavo con variados estados de ánimo que ni él mismo puede clasificar, pero que nunca pierden la esencia de su ser.
A final de cuentas sólo soy un ser humano más no muy diferente a tí, una persona entre todas, incluso una simple presencia que coincide en tiempo y lugar con otras miles en el mundo. Aún así me diferencio del resto, al menos esa es la idea. Probablemente me habrán visto pasar a su lado, tal vez no. Seguramente charlamos por algunos momentos, tal vez ya lo olvidaste; aún así pasó, por lo tanto nos conocimos y sentí la obligación de presentarme:
--Hola, soy Carlos. Mucho gusto.