
Todo comienza sin ser planeado. Lo que parecía una tarea no tan simple de filosofía, terminó haciéndome caer en cuenta de algo que, al menos para mí, es muy interesante.
El capitulo se llama: “¿Por qué una moral o una ética?”. Como se imaginarán, habla de las actitudes de las personas, sus criterios, valores y sobre los conceptos del “bien” y del “mal”. Estos últimos son los que han alcanzado una nueva categoría en mis ideas. Después de leer ciertos subtemas que trataban de llegar a una definición concreta (la que por cierto no encuentran) llegué a una conclusión. El bien y el mal (en esencia), más allá de la manera que se intenta comprender y como las personas los adoptan, NO existen.
Con esto me refiero a que es posible calificar una acción de buena o mala, sin embargo ya que una acción esta ligada a sus consecuencias, y éstas lo están a otras al igual que con demás personas, esa clasificación previamente hecha se queda corta. Es decir, el que sea buen o malo no describe al hecho completo, solo a una pequeña parte de él. Ahora para ejemplificar esto planteare una situación: una persona como cualquier otra tiene la necesidad de trabajar, para ello busca un empleo que se adecue a sus capacidades. Al pasar un poco de tiempo encuentra uno que se acopla a ella, así que acude al lugar, realiza su entrevista y al final obtiene un puesto dentro de dicha compañía. Al analizar el caso se puede decir que esto fue una acto “bueno”, ésta persona necesitaba trabajar y ahora lo hace, lo que le traerá beneficios a su vida; pero al abrir el panorama nos damos cuenta que otras 5 personas aspiraban a tal puesto, tal vez incluso lo necesitaban más que la persona que lo obtuvo. Entonces ¿podríamos decir que estas 5 personas se beneficiaron de este acto? ¿Este resultado fue “bueno” para ellos? Lo más probable es que los afectados no lo piensen así. ¿Dónde quedó la esencia de ese bien?
Reiterando la idea de que todo esta relacionado, no es posible calificar con certeza de bueno o malo a ninguna situación, objeto o persona. El hecho de que las consecuencias que se presentarán variarán notablemente de una persona a otra hace imposible hacer una evaluación certera.
Ahora bien, si un “bien” puede provocar un “mal”, ese no es el fin de la historia. Los papeles todavía están a tiempo de cambiar una vez más; el mal provocado puede resultar en un bien más adelante. Volviendo al ejemplo anterior, tomemos a una de las personas afectadas. Como es lógico, las 5 personas que no lograron obtener el empleo seguirán buscando uno. Durante ese tiempo puede que pasen por dificultades, pero tarde o temprano encontrarán otra oferta. Con el tiempo una de estas personas da con una nueva oportunidad, repite el proceso de evaluación y ahora es ella la que consigue el tan anhelado empleo; ahora es ella la que goza de los beneficios e incluso tal vez serán mayores que los que podría haber obtenido en el empleo anterior. En este caso el “mal” que recibió como consecuencia previamente, se termino convirtiendo en un “bien” mayor. Entonces la cadena de acciones se complica cada vez más. ¿Si el “mal” provocó un “bien” sigue siendo malo?
Todo en este mundo y en la vida está conectado. Todo es causa y efecto, por lo que tenemos que considerar a cualquier entidad existente como parte de un todo. Bajo ésta visión, en teoría podemos fragmentar la realidad y evaluar una parte de ella a través del bien y el mal, pero al pasar a la practica, estos conceptos se vuelven obsoletos, ya que la fragmentación anterior pierde su valor.
Con este razonamiento llegue a la conclusión de que en realidad las etiquetas de lo que es bueno o malo no aplican en la vida. Podemos usarlas para facilitar nuestro razonamiento y tomar decisiones en plazos cortos, pero en la totalidad de lo que involucran, no son más que simples conceptos para hacer sentir mejor a una persona consigo misma.
“Un bien produce otro bien, más un mal. Entonces, ¿ese bien sigue siendo un bien? La vida es una cadena sin etiquetas, imposible de calificar.”
Esto es lo que provoca un poco de tarea. JAJAJA
El capitulo se llama: “¿Por qué una moral o una ética?”. Como se imaginarán, habla de las actitudes de las personas, sus criterios, valores y sobre los conceptos del “bien” y del “mal”. Estos últimos son los que han alcanzado una nueva categoría en mis ideas. Después de leer ciertos subtemas que trataban de llegar a una definición concreta (la que por cierto no encuentran) llegué a una conclusión. El bien y el mal (en esencia), más allá de la manera que se intenta comprender y como las personas los adoptan, NO existen.
Con esto me refiero a que es posible calificar una acción de buena o mala, sin embargo ya que una acción esta ligada a sus consecuencias, y éstas lo están a otras al igual que con demás personas, esa clasificación previamente hecha se queda corta. Es decir, el que sea buen o malo no describe al hecho completo, solo a una pequeña parte de él. Ahora para ejemplificar esto planteare una situación: una persona como cualquier otra tiene la necesidad de trabajar, para ello busca un empleo que se adecue a sus capacidades. Al pasar un poco de tiempo encuentra uno que se acopla a ella, así que acude al lugar, realiza su entrevista y al final obtiene un puesto dentro de dicha compañía. Al analizar el caso se puede decir que esto fue una acto “bueno”, ésta persona necesitaba trabajar y ahora lo hace, lo que le traerá beneficios a su vida; pero al abrir el panorama nos damos cuenta que otras 5 personas aspiraban a tal puesto, tal vez incluso lo necesitaban más que la persona que lo obtuvo. Entonces ¿podríamos decir que estas 5 personas se beneficiaron de este acto? ¿Este resultado fue “bueno” para ellos? Lo más probable es que los afectados no lo piensen así. ¿Dónde quedó la esencia de ese bien?
Reiterando la idea de que todo esta relacionado, no es posible calificar con certeza de bueno o malo a ninguna situación, objeto o persona. El hecho de que las consecuencias que se presentarán variarán notablemente de una persona a otra hace imposible hacer una evaluación certera.
Ahora bien, si un “bien” puede provocar un “mal”, ese no es el fin de la historia. Los papeles todavía están a tiempo de cambiar una vez más; el mal provocado puede resultar en un bien más adelante. Volviendo al ejemplo anterior, tomemos a una de las personas afectadas. Como es lógico, las 5 personas que no lograron obtener el empleo seguirán buscando uno. Durante ese tiempo puede que pasen por dificultades, pero tarde o temprano encontrarán otra oferta. Con el tiempo una de estas personas da con una nueva oportunidad, repite el proceso de evaluación y ahora es ella la que consigue el tan anhelado empleo; ahora es ella la que goza de los beneficios e incluso tal vez serán mayores que los que podría haber obtenido en el empleo anterior. En este caso el “mal” que recibió como consecuencia previamente, se termino convirtiendo en un “bien” mayor. Entonces la cadena de acciones se complica cada vez más. ¿Si el “mal” provocó un “bien” sigue siendo malo?
Todo en este mundo y en la vida está conectado. Todo es causa y efecto, por lo que tenemos que considerar a cualquier entidad existente como parte de un todo. Bajo ésta visión, en teoría podemos fragmentar la realidad y evaluar una parte de ella a través del bien y el mal, pero al pasar a la practica, estos conceptos se vuelven obsoletos, ya que la fragmentación anterior pierde su valor.
Con este razonamiento llegue a la conclusión de que en realidad las etiquetas de lo que es bueno o malo no aplican en la vida. Podemos usarlas para facilitar nuestro razonamiento y tomar decisiones en plazos cortos, pero en la totalidad de lo que involucran, no son más que simples conceptos para hacer sentir mejor a una persona consigo misma.
“Un bien produce otro bien, más un mal. Entonces, ¿ese bien sigue siendo un bien? La vida es una cadena sin etiquetas, imposible de calificar.”
Esto es lo que provoca un poco de tarea. JAJAJA