lunes, 9 de marzo de 2009

¿Soy culpable?


Entré en la habitación con aire solemne, cabizbajo y con pensamientos recién ordenados en mi cabeza. Me acerqué al escritorio y sin sentarme dije:


-Señor, he sido yo. No lo pude evitar. Fui débil y sucumbí ante el impulso.

-Lo sé. La juventud es ingenua; y si errar es humano, el inexperto vive del error.

-¿Perdón? ¿Error fue lo que dijo? Pero si hice lo correcto. No he realizado mal alguno.

-¡¿Cómo osas decir tal estupidez?! Tu mismo has aceptado tu culpa. Tu conciencia te obligó a confesar.

-Confesé, es verdad. Confesé una acción de la que soy responsable, porque fui yo quién la hizo, más no fue un crimen.

-¡No intentes convencerme! Todos lo dicen, todos lo cuentan, todos lo saben.

-Pero ¿Qué demonios saben? ¿Qué cuentan?

-¡Cuentan lo que hiciste!

-Y según ellos ¡¿Qué he hecho?!

-Tú sabes que fue. Tú y todos los demás

-¡Ellos no saben nada! ¡Sólo yo se que pasó! No soy inocente, más ellos me han hecho culpable. Culpable de un crimen ilusión. Un juego del que soy peón ignorante. Mi acción fue una… Su conveniencia otra.
No soy inocente, pero todo es muy distinto de cómo lo cuentan.
¡¡Crédulo!!

(Salí por la puerta con presencia, dejando atrás un silencio espectral y orgulloso)

-Lo siento… (Se escuchó bajo y lejano).

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